Propuesta de la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV)
Por: Ing. Gustavo Ortolá Martínez
Miembro Consejo Directivo (AEV)
Presidente GO Real Estate
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CONSUMO VS. CREDITO EN EL PAIS DE LA INFLACION Mientras el crédito hipotecario no aparezca como instrumento dinamizador de la compra-venta de inmuebles, el negocio seguirá siendo protagonizado sólo por unos pocos, el 5% de la población económicamente activa, los que de alguna manera están transformando en inversión inmobiliaria los flujos de una economía que muestra como única alternativa segura y confiable los activos físicos.
Siendo el consumo un sustituto del ahorro: puede un modelo de distribución progresiva del ingreso llevar a una distribución regresiva de la riqueza de la clase media?
El vigente modelo de crecimiento se fundamenta en la demanda interna motorizada por el incremento del gasto social, los subsidios a los servicios, el financiamiento barato al consumo, y otras transferencias de dinero a hogares de ingresos medios y bajos. Contexto que, a expensas de un recalentamiento inflacionario de la economía, generan un aumento del consumo privado.
Con la inexistente oferta actual de instrumentos de financiación hipotecaria, la clase media argentina ha cambiado su estilo de “inversión” sustituyendo la cuota hipotecaria por la cuota tecnológica: ladrillos por LCD; tierra por automóvil cero kilómetros, todos bienes de rápida depreciación en el tiempo. El ahorro de largo plazo en bienes tangibles se ha transformado en consumo efímero y hedonista, “pequeños premios”: restaurante, cuota del gimnasio y vacaciones en la costa. El crédito hoy se aplica exclusivamente al consumo, negocio brillante de corto plazo de los bancos. Un modelo con intención de mejorar la distribución del ingreso de la gente, que puede concluir empeorando la distribución de la riqueza a largo plazo.
Si el “consumo hedonista” reemplaza gradualmente al “ladrillo” -destino tradicional de ahorro junto al previsional y base de la jubilación- la proporción de “dueños” a lo largo del tiempo irá en disminución como ya refleja la Encuesta Permanente de Hogares.
La clase media es la más afectada en este sentido porque es la única con alguna capacidad de ahorro y es la que tiene acceso al crédito de consumo.
¿Qué queda de la vieja cultura del ahorro acuñada por nuestros abuelos, piedra fundamental, junto con la educación, de la movilidad social del nuevo mundo? Los autos y televisores usados en el retiro, en un marco de ingresos por jubilación para la mayoría de nuestros abuelos por debajo de lo necesario para la canasta básica, no alcanzarán para sobrevivir.
Las consecuencias de largo plazo menos visibles de la desaparición del mercado hipotecario es el empobrecimiento de una clase media con capacidad de ahorro que, después de años de bonanza, podría terminar peor de lo que empezó.
LOS MARGENES DEL NEGOCIO DEL DESARROLLO INMOBILIARIO
Los proyectos inmobiliarios se sostendrán -en un marco inflacionario recalentado- mientras se pueda acompañar con ajuste de precios, los efectos del aumento de los costos de construcción –índice General de la CAC 2010: 26,7%-.
Pero los valores de venta por m2 están llegando al techo histórico y los márgenes del negocio de los desarrolladores inmobiliarios entonces, son cada vez más bajos.
No hay volumen, sin mercado. Con bajos márgenes la solución es el volumen. Entonces, hace falta incorporar nuevos compradores. Este es el tema. La aparición del crédito cambiaría la realidad actual.
Hasta cuando resistirá el negocio? Cómo multiplicarlo en este contexto?
Hasta aquí, los desarrolladores han profesionalizado su accionar para sostener el negocio que ya no es para inexpertos:
Se hiper desarrollaron vehículos como el fideicomiso en sus diferentes tipologías. Hoy este instrumento en su versión “al costo” es quizás una de las pocas alternativas para eliminar el riesgo inflacionario al desarrollador. Y en esta línea se observa que el fideicomiso al costo ya, no es sólo negocio de inversores que quieren alcanzar productos a menores precios, sino la llave para lograr el acceso al inmueble al consumidor final. Hoy el negocio del fideicomiso al costo está cambiando las composiciones, la mayoría de los fiduciantes ya son consumidores finales.
Esta nueva lógica está obligando a los grandes operadores de este formato a replantear sus estrategias comerciales para cambiar de agenda de inversores amigos que acompañaban normalmente los lanzamientos, a la distribución atomizada de nuevos clientes consumidores finales.
Los planes de viviendas con financiación propia en pesos, es otra de las herramientas que han encontrado los desarrolladores, en este caso en Córdoba y Santa Fe, para mantener viva la actividad, un modelo que promete llegar a Buenos Aires en el corto plazo.
Buen diseño, desarrollo de nuevas ubicaciones y nuevos mercados, más los conocidos, y no mucho más. Con todo esto hasta aquí llegamos.
Hoy el desafío es impulsar acciones y políticas que viabilicen soluciones para generalizar el alcance de la vivienda al segmento medio. Esto le daría a nuestro negocio el volumen necesario para seguir creciendo.
LA PROPUESTA DE LA AEV, PROGRAMA DE CREDITO Y UNIDAD DE VIVIENDA
Cómo hacer para que se incorpore la clase media al mercado inmobiliario?
Qué herramientas habría que desarrollar para recrear el marco histórico donde la clase media impulsaba la industria de la construcción?
Para el actual contexto, la AEV ha desarrollado la formulación estratégica de un programa de créditos hipotecarios con evolución de cuota supeditada a ajustes salariales, con rendimientos atractivos para inversores de largo plazo que financien el sistema.
Esta propuesta aparece como una de las alternativas más viables para recrear un mercado de crédito hipotecario que permita acceder a la compra de vivienda al segmento medio que hoy carece de esta oportunidad en función del descalce de costos de las propiedades, los ingresos medios y las tasas de interés que impone la realidad económica de nuestro país.
El modelo contempla la aplicación de los créditos en la Unidad de Vivienda (UV) desarrollada por la Asociación de Empresarios de la Vivienda. La UV es un índice que responde al Índice de Variación Salarial informado mensualmente por el INDEC y que refleja a la evolución de los salarios oficiales y no oficiales. Una forma de ajustar el efecto de la inflación en forma encapsulada, sólo para el negocio inmobiliario evitando la extrapolación al resto de la economía.
Nominar el crédito en UV, unidad de ajuste basada en el Índice de Variación Salarial que históricamente acompaña al aumento de los precios, sería la manera de aplanar el valor real de los pagos. Que tendría la doble virtud de:
1) hacer más accesible la cuota (ya que al principio sería más baja) y, al reducirse el valor de la misma, se incrementaría en forma considerable la cantidad de interesados en poder aplicar al crédito.
2) bajar la tasa de interés a niveles de un dígito al reducirse el riesgo para el banco que presta el dinero.
Una vez más es vital el crédito para refundar la industria inmobiliaria, generalizando el acceso a la vivienda de la clase media y generando el volumen necesario para la supervivencia de la construcción, la industria de las industrias.