El desarrollador inmobiliario tiene entrañas taylorianas,
donde se imponen la organización y la lógica; alma y corazón smithianos, donde
prevalecen la razón y la ecuación; y dermis kotleriana, donde prepondera la
emoción.
Lógica, razón y emoción: la estructura vertebral de nuestros
productos inmobiliarios.
La formulación estratégica y su consecuente expresión
táctica serán la base de futuros éxitos.
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